El Onboarding No Es una Bienvenida... Es una Estrategia de Retención
- vdiaz574
- 21 jul
- 2 Min. de lectura
Cuando escuchamos “onboarding”, la mayoría piensa en una cálida bienvenida: correos de saludo, kits de regalo, un tour por la oficina y presentaciones con el equipo. Pero si eso es todo, hemos perdido de vista su verdadero poder.

El onboarding no es un evento, es un proceso
El onboarding no debería durar un día ni una semana. Debe ser un proceso estructurado, continuo y estratégico que acompañe al colaborador durante sus primeros 90, 100 o incluso 180 días. Su objetivo no es solo integrar, sino consolidar.
¿Qué lo motiva?
¿Qué lo hace sentirse útil?
¿Qué barreras está encontrando?
Estas preguntas no se responden en un desayuno de bienvenida, sino con seguimiento, escucha activa y ajustes reales.
Más que cultura, propósito
El onboarding efectivo conecta al nuevo talento con el “para qué” de su rol. No se trata solo de enseñar procesos, sino de que entienda cómo su trabajo impacta los resultados y por qué es valioso para la organización.
Si el colaborador se siente invisible, reemplazable o desorientado... ya está buscando la salida.
Mal onboarding, alta rotación
Un estudio de Gallup indica que solo el 12% de los empleados considera que su empresa hace un buen trabajo al integrarlos. Y eso se traduce en rotación temprana, pérdida de conocimiento, costos de reemplazo y desgaste para los equipos.
Onboarding con enfoque de retención
Plan de 30-60-90 días con objetivos medibles.
Mentoría o buddy system para guiar y conectar emocionalmente.
Check-ins regulares con líderes y RRHH.
Feedback bidireccional: qué necesita mejorar la empresa también.
Acceso a desarrollo desde el inicio: capacitar es retener.
No demos por hecho que “ya firmó, ya se quedó”. El verdadero compromiso se construye, y el onboarding es la primera piedra de esa arquitectura. Si lo usamos solo como bienvenida, es un desperdicio. Si lo usamos como palanca de retención, es una inversión.
Fuentes:





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